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Buceo de primavera en Cabo Tiñoso

Agua helada, visibilidad mínima, estupendas inmersiones

Un ser humano medio, sumergido durante cerca de una hora en el mar a menos de 13 ºC, fallece. En realidad fallece a los dos o tres minutos sin la botella de aire y el regulador, así que puestos a usar el equipo nos pusimos el neopreno gordo o el traje seco y, el pasado 2 de abril, inauguramos la temporada de buceo en la no-reserva marina de Cabo Tiñoso entre el Puerto de Mazarrón y Cartagena, en Murcia (España).

2011042601-Mala-visibilidadCon una visibilidad inferior a 8 m, la atención se nos tuvo que ir a la pared, a la roca y a la vida que bulle sobre ella. Con cámara o sin cámara, pronto nos dimos cuenta de que, si queríamos detenernos a admirar algún bicho (o planta, o lo que fuera, que debajo del agua nunca se sabe), la mayoría de las veces no había roca desnuda donde apoyar un dedito. Los fondos de este tramo de costa están completamente tapizados de vida.

Una sólida base para la vida

En realidad, lo que entendemos por buenas zonas de buceo suelen ser zonas de costa rocosa y abrupta. La querencia de los buzos por este tipo de paisaje se debe a que la mayoría de la fauna y la flora submarinas necesita agarrarse a algún sitio, y un fondo rocoso (o, por ejemplo, un barco hundido) resulta más cómodo que uno de arena. Es una feliz coincidencia, por otra parte, que el turismo playero sostenga la opinión contraria.

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Sabella spallanzanii, o "plumero de mar"

Este fin de semana de buceo temprano y cercano a la roca fue una buena ocasión para fijarnos, en primer lugar, en los bichos que no se mueven del sitio. Por ejemplo, espectaculares poliquetos como los tubícolas (Sepula sp.) y los plumeros de mar (Sabella spallanzannii). Curiosamente, los plumeros de mar se las han apañado para extenderse por todo el mundo viajando en el agua de lastre de los barcos. Esta especie mediterránea se ha citado en Río de Janeiro, en Java y en Australia. Otros organismos notoriamente sésiles son las esponjas, y los corales y madréporas.

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Myriapora truncata o "falso coral", un briozoo. Arriba a la derecha, Crambe crambe, una esponja.

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Leptosammia pruvoti, la madrépora amarilla. Es un coral pétreo cuyos pólipos, en lugar de formar colonias, viven de forma independiente aunque en compañía.

Fauna paciente

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Prostheceraeus giesbrechtii, una planaria.

Los organismos sésiles, que viven fijos en la roca, suelen alimentarse filtrando lo que hay en el agua que los baña. A su vez, sirven de alimento a otros que rara vez se despegan de ellos. Por ejemplo, planarias y nudibranquios.

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Flabellina babai, un nudibranquio.

También viven así erizos y estrellas de mar, predadores voraces y muy inquietos. Los erizos suelen ser más activos por la noche y las estrellas, aquí, salen sin problemas de día.

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¿Marthasterias glacialis? No estoy seguro, tiene algún brazo de más. ¿Alguien me lo puede confirmar?

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Sphaerechinus granularis o erizo violáceo. Come algas y detritos. No necesariamente va sucio, es que no le importa camuflarse.

Apoyo y refugio

Para terminar, son muchos los animales que utilizan el sustrato rocoso como apoyo o refugio, aunque no se alimenten estrictamente de lo que vive sobre él. Las momas narigudas (Trypterigion sp.), por ejemplo, pasan la mayor parte del tiempo apoyadas en la roca, y se refugian temporalmente en algún hueco si se ven amenazadas. Los machos defienden su territorio durante la época de reproducción, así que acaban resultando muy visibles, atrevidos y hasta bravucones, todo en 8 o 9 cm.

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Trypterigion sp., "moma nariguda".

En los huecos mayores se refugian predadores mucho más grandes como los gobios y las morenas. Al contrario que las momas, las morenas (Muraena helena) son grandes y de aspecto amenazador, pero tímidas y huidizas, al menos frente al buceador.

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Morena, Muraena helena, colgada de la pared como una bufanda de una percha.

En definitiva, las inmersiones con 30 m de visibilidad en arrecifes de corales catedralicios atestados de peces de colores, atentos al paso de grandes pelágicos, con el agua a 30 ºC, se echan de menos, pero cuando se está en superficie. En el Mediterráneo, bajo el agua, siempre se pasa bien. Bueno, quizá lo de la temperatura no se nos termine de olvidar.

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Aprender a ver

La mayoría de los que vivimos más o menos cerca de Madrid vamos poco al Museo del Prado.

No se trata de alergia al arte ni es ninguna peculiaridad de los madrileños: los habitantes de cualquier otra población que albergue cualquier otro elemento de interés, siempre que no sea un bar, serán casi siempre los más perezosos, por decirlo suavemente, a la hora de disfrutarlo.

Con la Naturaleza pasa lo mismo.

20110413-Ophrys-speculumTodos vivimos dentro, salvo los astronautas en plena faena, así que no solemos prestarle mucha atención. Además, ya la hemos visto en la tele, ya sabemos lo que hay, para verla mejor hay que agacharse demasiado o alejarse osadamente del sofá y del coche, y de todas formas sabemos, a nosotros que ya hemos visto de todo nos lo van a decir, que no nos va a sorprender.

Las flores, por ejemplo. Están las rosas, que no crecen en el campo, los geranios, que crecen en las macetas, y luego las margaritas. Cuando llega la primavera y vemos colores en el campo, el ciudadano medio asume que todo serán flores con el aspecto de una margarita, poco más o menos, pero con diferentes colores. ¿Que no? Pinta una flor ahora mismo, a ver qué te sale.

20110413-Misumena-vatiaLos bichos. ¿De qué color son las arañas? Negras, son negras y peludas. Luego están las hormigas, que también son negras, los mosquitos, y las avispas y las abejas, que pican. Si por la edad vimos de pequeños los dibujos de la abeja Maya, puede que las abejas se salven, pero los demás son bichos.

Lo demás… no logra atraer la mirada del observador casual lo suficiente como para que lo perciba como algo diferente del estereotipo. Más margaritas, más bichos negros o peludos. Con algo de suerte, pero no mucha, inspirará miedo aunque se trate de un escarabajo minúsculo, 20110328-Muraena-helenaun murciélago que no llegará a pesar diez gramos por mucho que coma -a saber que comerá, me temo lo peor- o una morena que se esconderá en su agujero o terminará por huir despavorida si la incordiamos lo más mínimo. Vale, las morenas tienen unos dientes imponentes, pero huyen despavoridas siempre. La otra reacción común es de asco: «puajj», que otra cosa cabe decir ante la visión de un nudibranquio, que no deja de ser una babosa, aunque sea de mar.

Y sin embargo… Basta con aprender a mirar.

Ahora sabemos que la fórmula 1 existe porque nos permite identificarnos con un competidor o con sus adversarios, pero se ha vuelto interesante porque hemos aprendido que hay neumáticos duros y blandos, difusores, alerones, KERS y demás archiperres. Cratena peregrinaHemos aprendido a mirar, hemos aprendido a ver y por eso vemos más allá, relacionamos componentes y factores, apreciamos méritos y deméritos, nos forjamos opiniones, alentamos expectativas. Quizá no sea este tu tema, pero es probable que haya alguno que, cuanto más conoces, más te interesa.

A mí me fascina la Naturaleza, y me propongo darte la oportunidad de que la veas con ojos nuevos, igual que cuando llega una visita de fuera y aprovechas para ver los monumentos que tienes cerca. Lo más habitual en estos casos es preguntarse por qué no lo hacemos más a menudo, ¿verdad?

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