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Mutantes

Lo innominable

«No tenía ningún aspecto concreto. Estaba en todas partes… una gelatina… un mucílago… aunque tenía formas, un millar de formas de horror más allá de todo recuerdo. Tenía ojos… y uno de ellos con una mancha. Era el abismo… el maelstrom… la abominación final. ¡Era lo innominable!»

(Extraído del cuento «Lo innominable», en Lovecraft, H. P. Obras escogidas volumen II. Acervo, 1974.)

Recuerdo el éxito (niños muertos de risa) que tuvo un párrafo parecido al anterior, pero que acababa en «Era… ¡un caracol!» en un fuego de campamento de hace mucho tiempo. Los niños de hace mucho tiempo éramos muy brutos, pero éramos scouts que «ven en la naturaleza la obra de dios y protegen animales y plantas», y seguramente le hubiéramos perdonado la vida a este ¡caracol mutante!, que se arrastraba por el término municipal de Uceda el pasado sábado 14 de mayo.

2011051801-Caracol-mutante

Aunque nunca la había visto hasta ahora, existe una especie, Rumina decollata, con este aspecto.  Sin embargo, como esta mañana he visto un trailer de una película de «mutantes» cinematográficos, me ha parecido un buen tema para el blog.

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Mutantes y mutaciones

Usar en el mismo párrafo la palabra «mutación» y la palabra «mutante» usada como sustantivo, y además debajo de una película sobre personajes de Marvel, es arriesgado. La mutación es un fenómeno rutinario en la naturaleza, y una fuente de variabilidad genética. Se produce cada vez que, durante la generación de gametos (óvulos y espermatozoides, ya sabéis para qué son), se produce alguna diferencia en el proceso de copia de las cadenas de ADN. Estos errores de transcripción pueden ocurrir de manera espontánea o inducida por algún agente externo, por ejemplo un producto tóxico o una fuente de radiación ionizante. La mayoría de las mutaciones son «silenciosas», es decir, no tienen ningún efecto perceptible. Por ejemplo, cadenas de ADN que formen parte de un gen que produzca una determinada proteína pueden contener ligeras variaciones y, aún así, continuar produciendo una proteína idéntica. Otras mutaciones tienen efectos más serios, pero al final también son silenciosas, por la sencilla razón de que el estropicio que provocan en el metabolismo o en el desarrollo hacen que la pobre víctima no sea viable y no llegue a ver la luz. Por último, hay mutaciones, escasísimas, que producen seres vivos viables pero diferentes. Esas diferencias pueden tener un efecto positivo, neutro o negativo sobre las posibilidades de supervivencia del… «mutante», pero eso no lo sabe nadie hasta que no se ponen a prueba.

Los cangrejos samurái

Un ejemplo muy popular sobre cómo actúa la selección, aunque no sea natural, es el de los cangrejos heike o cangrejos samurái. La historia empieza en el Japón de 1185, cuando los clanes Taira y Minamoto se enfrentaban entre sí. En aquella época los emperadores pintaban poco, aunque con buena mano dada la ancestral afición japonesa a la caligrafía, y era un shogun o caudillo militar el que cortaba el sashimi. La batalla decisiva de aquella guerra se libró en el mar, y acabó con la victoria de los Minamoto y con multitud de samurais flotando, cadáveres, en el mar.

En las costas cercanas, se pescaba desde siempre un tipo de cangrejo (Heikea japonica) cuyo caparazón recordaba lejanamente a una cara humana. Los lugareños pronto asumieron que las almas de los samuráis habían ido a parar a los cangrejos y, por respeto (léase superstición) empezaron a devolver al agua los cangrejos con más aspecto de samurái. Desde 1185 han pasado ya 825 años durante los cuales los cangrejos más parecidos a un samurái se suelen salvar de la pesca. Mientras sus compañeros con cara de otra cosa acaban dentro de ricos norimaki, los de cara de samurái se quedan en el agua haciendo más cangrejitos. Ahora, en 2011, donde no los hayan pescado, envenenado o radiado, hay cangrejos que tienen auténtica cara de samurái japonés. El viaje a Japón lo tengo aún pendiente, así que usaré fotos prestadas:Heikea japonica

Heikea japonica en Notes on a Variety of Pursuits | John Edward Cochran

¿Quién le iba a decir al cangrejo que tener ese aspecto le iba a servir de algo?

El progresivo parecido con los guerreros japoneses no se debe a algo tan sencillo como una sola mutación, sino a un largo progreso de acumulación de cambios favorecido por circunstancias inimaginables, como inimaginables fueron todas y cada una de las vicisitudes que han acompañado a la vida en este planeta, sobre todo antes de que hubiera nadie con capacidad para imaginarlas.

Ni que decir tiene, que casi me lo dejaba, que salir magnético, o elástico, o con alitas, o azul y peludo a la primera es poco probable. Bueno, a lo mejor azul y peludo es más fácil. A ver si otro día encuentro una excusa para pensar en lo que es ciencia ficción, fantasía y cómic.

¿Le servirá de algo el caparazón deforme a nuestro caracol mutante? Quizá impresione a las caracolas, pero lo veo retorcido, creo que son hermafroditas. Si el mayor problema que tuvieran para sobrevivir fuera que se lo comiera la gente, y a la gente no le apeteciera comer caracoles raros, quizá tuviera una oportunidad, pero de ser así es probable que eso ya hubiera ocurrido, así que si no hay ya caracoles de concha larga por todas partes debe ser por otra razón. Lo más probable es que solo le suponga una carga… y un motivo para haber llegado al ciberespacio.

Mil gracias a Mari Jose por la foto.

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