El centro geométrico de la primavera
Mayo está saliendo como todos los demás meses de estos años que gastamos ahora, pero sigue siendo reconocible y florido. En mi admirada plataforma Biodiversidad Virtual se les ha ocurrido promover un tema todos los meses y, quizá porque en abril eligieron los narcisos, han decidido que el tema más adecuado para mayo no sea floral, sino zoológico: las arañas.
Las arañas y el amor, todo en una misma frase
El caso es que esta idea de la fotografía temática, y el desvarío subsiguiente que he generado al pensar que luego lo contaría en el blog, me han hecho pensar en otra actividad creativa ligada al ciclo natural: el haiku. El haiku es un tipo de poema nacido en Japón, con una estructura fija de tres versos con cinco, siete y cinco sílabas (en rigor, «moras», que no son exactamente lo mismo que sílabas y al resto de la humanidad nos vienen fenomenal para hacer trampa, si hace falta, con la métrica). Lo que liga la composición de haiku al ciclo natural es que deben contener un kigo (季語), que es una palabra que alude a la estación del año que evoca el poema. Por ejemplo:
fuku tabi ni
chô no inaoru
yanagi kana
Que significa, como es obvio:
sopla el viento
en el sauce se mueve
la mariposa
Bueno, pues esa mariposa (chô) es el kigo de este haiku del maestro Bashô. Con esto en la cabeza, mientras traducía descripciones de hoteles de lujo de Nueva York, me estrujaba la neurona lista intentando idear un haiku sobre arañas. Por suerte, esta tarde he descubierto que la araña, en la literatura japonesa, está asociada al verano, así que un problema menos. También se la asocia al amor perdido, que es un tema más fácil de aplicar a cualquier época del año. Más fácil de aplicar, y punto.
Mayo desde la cueva
En fin, da igual si estoy rindiendo homenaje a la primavera meteorológica o a las ilusiones rotas, yo os voy a enseñar un par de arañas. Como apenas he podido salir al campo, por coherencia, todas son caseras o, como máximo, jardineras.