Acerca de Cuadernos de Campo

He desarrollado un concepto peculiar de la belleza.

20110407-Steatoda-trianguloBásicamente, la encuentro en todo ser viviente. Bueno, hay individuos e individuos, pero cualquier planta aunque pinche, cualquier bicho por más que pique y ponga cara de malo, me maravilla. Unos más que otros, porque la complejidad de los diseños y la sintonía con lo que los seres humanos aprendemos a considerar bello o admirable varía de unos seres a otros, pero cada ser vivo de este planeta se ha ganado a pulso la cara que tiene, y creo que eso hay que respetarlo.

No es casualidad, me lo propuse

Tengo la edad justa para haber padecido las consecuencias de la revolución que, en los años setenta del siglo pasado, torció la vida de muchos potenciales ingenieros, empresarios, abogados, presidentes de diputación y otros brillantes profesionales en ciernes y los convirtió en pobres biólogos. Muchos de ellos se reunían una o dos décadas después en tabernas y tugurios para lamentar su suerte y comentar sus últimas ventas de antigripales, su trayectoria como traductor de instrucciones de barbacoas portátiles o sus perspectivas como amos de casa diplomados. Sin embargo, algunos dedicaban sus horas de ocio a un vicio aún más adictivo: salir al campo, mirar al cielo, usar la cámara de fotos aunque nadie cumpliera años. Más tarde, cuando ya vendían hormona del crecimiento o lo que fuera que dejara más margen, o traducían ya páginas web, que probablemente diseñaran otros biólogos, los medios económicos les permitieron incluso hacer un curso y meterse a mirar debajo del agua. Eso fue la puntilla, porque hasta algunos de sus sufridos amigos que sí habían sabido encauzar su vida empezaron a hablar de nudibranquios, platelmintos y tiburones ballena.

No pienso cargar yo solo con esto

Traducciones de televisores, traducciones de camiones, traducciones de medicamentos, traducciones de programas, traducciones de programas para hacer traducciones. Muchas traducciones, muchas palabras, muchas tarifas minúsculas y menguantes repetidas muchas veces. Al final, vamos al campo con la misma mochila y el mismo modelo de botas, pero con la mochila bien prieta porque dentro hay un GPS, prismáticos con lentes que por fin miran todas en la misma dirección, cámaras digitales que pesan como armarios, objetiEl autorvos para mirar lo que hay cerca y lo que hay lejos, y ordenadores donde vemos al instante las fotos de tanto bicho, tanto matojo y tanto pez. Pesa, pero la cargamos en un coche en lugar de hacerlo en el cercanías. O nos cuesta un órgano impar, o hacer más traducciones, por exceso de equipaje, porque los bichos que hay en la sierra están bien, pero los de Madagascar empiezan a resultarnos llamativos.

Lo que veo, ¿me lo voy a guardar para mí?

De eso nada, os lo voy a contar en mi blog.

Javier Gómez, Abril de 2011.-

 

Para Félix

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